sábado, octubre 10, 2009





Un llamado a la cordura a las empresas periodísticas, que sin escrúpulos vienen ampliando un grave problema de violencia social.
Como ciudadanos tenemos derecho de alzar la voz ante prácticas económicas que atenten contra la integridad de la población que no quiere ni necesita ver las desviaciones violentas de los criminales con sus víctimas. No sólo es una irresponsabilidad ante las familias de las víctimas, sino ante toda la población que no quiere ni debe ser víctima de las empresas preiodísticas que comercian masivamente con imágenes de violencia extrema en sus portadas.
Una cosa es Libertad de Expresión, muy sana para todos los pueblos del mundo. Otra cosa es Libertinaje de Expresión. NO A LAS IMAGENES Y ENCABEZADOS SOBRE VIOLENCIA CRIMINAL EN LAS PORTADAS DE TODOS LOS DIARIOS DEL PAIS. SEAMOS UN PAIS DE INDIVIDUOS, NO UN PAIS DE MORBOSOS. LLAMA O ENVIA MENSAJES Y CARTAS A LAS EMPRESAS PERIODISTICAS Y A LOS DISTINTOS NIVELES DE GOBIERNO PARA NO PERMITIR ESTAS PRACTICAS PERIODISTICAS SIN ESCRUPULOS EN NUESTRO PAIS.

martes, octubre 06, 2009

EDUCACION PARA LA NUEVA ERA
Una experiencia real en México.
Por Jacobo Grinberg (texto publicado en 1991)


Es jueves por la mañana y la Ciudad de México amanece brumosa. Me preparo para la experiencia más regocijante de la semana; el trabajo con los niños de Toluca.
Los 60 kilómetros que separan la Ciudad de México de la Ciudad de Toluca son una delicia; bosques, lagos y montañas llenos de verdor y frescura. Llego al Instituto Torres Quintero puntual a las 10 de la mañana. 400 niños estudian aquí utilizando métodos de entrenamiento que les permiten aprender a leer a los dos años y medio de edad. Hay niños que a los 10 años han leído más de de 500 libros. La primera vez que visité este Instituto, me invitaron a platicar con los niños de un grupo de quinto año de primaria. 25 infantes me rodearon dentro de un salón redondo construido dentro de la tierra. Me presenté y a los 15 minutos discutíamos de las relaciones entre Dalí, la Teoría de la Relatividad y el postmodernismo en la pintura mural mexicana.
Salí de allí pensando que aquello no era real y sin embargo sí que lo era. Confieso que me preocupé; esos niños geniales demostraba la inexistencia de límites en la educación y precisamente eso era lo preocupante. Seguramente sobrepasarían a sus maestros dentro de muy poco y nuevas funciones tendrían que aparecer en sus cerebros sobreestimulados. ¿Quiénes los guiarían y por donde transitarían? Externé mi preocupación ante los directores del Instituto y me pidieron colaborar con ellos.
Cinco años antes había participado en un programa de desarrollo para los niños de otra escuela mexicana situada en la Ciudad de Cuernavaca. Les había enseñado Visión Extraocular y un método de observación que resultó un éxito pero provocó un gran rechazo en la comunidad de padres de familia los que se asustaron pensando que sus hijos se volverían atípicos. El error fue no haber hecho partícipes a los padres del programa.
Esta vez no sucedería lo mismo.
Una semana después reunimos a todos los padres de familia y compartí con ellos la preocupación acerca de las nuevas funciones y la necesidad de que sus hijos aprendiesen técnicas para convertirse en sus propios guías y maestros ya que pronto sobrepasarían a todos sus mentores. Me pidieron explicaciones más completas. Les dije que en los sistemas convencionales de educación, el conocimiento se imparte desde fuera pero no se hace énfasis ni existe interés en enseñar a aprender. Si se lograra impartir conocimientos y simultáneamente activar la guía y el maestro que todos llevamos dentro, éste último señalaría el camino adecuado. Estuvieron de acuerdo.
El trabajo con los niños se inició 15 días más tarde. Escogimos un grupo piloto representativo de los niños de entre 9 y 12 años de edad. Durante más de dos horas analizamos juntos lo que les sucedía y les propuse trabajar un día a la semana para aprender a aprender.


La concentración

Aprender de uno mismo significa tener la capacidad de observarse y de deducir, a partir de la observación, el estado en el cual funcionamos y lo que necesitamos corregir del mismo. Para poder observar nuestro interior, la herramienta fundamental es la concentración.
El trabajo con los niños de Toluca se basó en el razonamiento anterior. Empezábamos las sesiones sintiendo nuestros cuerpos, recorriéndolos internamente concentrándonos en la respiración. 25 niños y yo nos parábamos en diferentes lugares en el salón, cerrábamos nuestros ojos y sentíamos nuestros brazos, el peso de nuestro cuerpo sobre las piernas, la tensión de la espalda y los movimientos respiratorios. Después brincábamos y gritábamos a todo pulmón intentando extraer tensiones de nuestro organismo y nos volvíamos a observar, atentos a cualquier cambio interno.
Los niños me asombraron por su seriedad. Se observaban atentos y concentrados y algunos expresaban su asombro al notar señales corporales que nunca antes habían detectado. Una niña nos contó que al concentrarse en su corazón lo había podido ver bombeando su propia sangre. Bastaba una afirmación como la anterior para que los demás niños comprendieran que esa observación era posible y para que la intentasen con sus propios cuerpos.


La observación

Después nos relajábamos acostándonos boca arriba. Durante la sesión de análisis ya habíamos discutido la posibilidad de modificar la localización del Observador. Yo les había contado de experiencias con otros niños los que era capaces de cambiar la perspectiva de observación incluso situándose en localizaciones extracorpóreas.
Les había advertido que aquello no era ningún efecto paranormal o esotérico sino una función accesible para todos pero no muy conocida. Los mayores no la ejercitaban y se les habían olvidado que podía existir. Ni siquiera la enseñaban en la escuela pero nosotros íbamos a practicarla. Los niños me preguntaron el porqué la escuela no enseñaba lo más importante. Les contesté que la misma pregunta me la había planteado muchas veces sin encontrar respuesta. La escuela debía enseñar a aprender a conocernos desde dentro, a observarnos, a volvernos nuestros propios maestros, a desarrollar todo nuestro potencial pero esto raramente sucedía y ahora lo íbamos a intentar.
Continuamos observando y sintiendo nuestro cuerpo pero acostados y relajados. La observación, para ser eficaz, debe ser acompañada de una actitud de aceptación. Sin aceptación, la observación no cumple su propósito, éste es conocer la realidad tal y como es tanto de nuestros cuerpos y procesos internos como la del entorno. Se acepta para tener información fidedigna y veraz. Se acepta para lograr el autoconocimiento y este modifica. Por ello, si se quiere transformar algo primero es necesario aceptarlo y amarlo tal cual es.
Les pedí a los niños que intentaran realizar una observación de todo su cuerpo como una unidad. Lo hicieron sin ningún esfuerzo.
Después les solicité que trataran de verse tal y como estaban; acostados y con la ropa que traían puesta. La señal de haberlo logrado consistía en levantar la mano. Quince bracitos se alzaron al principio y después todo el resto de los niños se empezó a observar desde fuera. Les pedí que vieran el salón con sus ojos cerrados y que localizaran una ventana. Después, que se acercaran a ella y que se salieran del salón. Los niños empezaron a flotar, como observadores, arriba de la escuela.
Algunos me describían la escena… ¡que fulanito está jugando con menganito!, que la escuela se ve muy rara desde arriba!.. Les pedí que subieran todavía más. Me describieron la Ciudad de Toluca desde las nubes. Más… el cielo azul y las nubes acolchonadas debajo…más… el cielo se oscurece y empiezan a aparecer estrellas, se ve el Planeta precioso flotando en un cielo negro estrellado, se ve azul y blanco y verde y los niños en el espacio y yo maravillado de que fuera tan fácil.
Los hice regresar poco a poco. Al atravesar las nubes se mojaron y al penetrar al salón por una ventana se estorbaron.


El análisis

La experiencia fue analizada después. Algunos niños dudaban de que realmente hubieran viajado. Otros estaban seguros de haberlo hecho. Todos estuvieron de acuerdo que fue delicioso y además habían visto a la Tierra completa desde fuera y se habían dado cuenta que era nuestro hogar y que flota en medio del espacio. Me hicieron prometer que el próximo jueves los llevaría todavía más lejos. Algunos querían visitar Marte y otros alguna Galaxia lejana.
Primero la experiencia y después la correlación con lo ya escrito. Los niños habían visto la Tierra y la siguiente ocasión visitaron Marte y la siguiente Andrómeda. Ahora estaban ávidos por ver si los libros de Astronomía describían lo que ellos habían experimentado; estaban ávidos y curiosos, verdaderamente interesados y nadie los tuvo que obligar a estudiar, más bien ellos exigieron a sus maestros por mayor información.


Conocimiento directo

Los hindúes le llaman SAMYAMA y la técnica está descrita en los aforismos sobre Yoga de Patanyali. ¡Si quieres conocer una flor, conviértete en la flor y así la conocerás desde dentro! Les expliqué el método a los niños. Consistía en decidir qué es lo que deseaban conocer; una flor, el agua, las nubes, alguno de sus órganos internos, los insectos… después, aplicar la concentración con él, observándolo con suma atención. La observación debían mantenerla hasta que sólo el objeto existiera en su conciencia.
Poco a poco y si mantenían la observación por un tiempo suficiente, se “fundirían” con el objeto convirtiéndose en él. Me oyeron con los ojos muy abiertos y en seguida salieron al jardín.
Regresaron al cabo de 20 minutos. Cada uno me quería contar lo que había descubierto. Estaban verdaderamente entusiasmados.
Una niña habló primero. Había decidido conocer una flor. La había observado con atención durante varios minutos y después se metió en ella. Era amarilla y se volvió flor amarilla. El viento la mecía y de pronto sintió cosquillas. Una abeja se había posado en su interior.
Un niño habló después. Había decidido conocer el agua. Se acercó al pequeño estanque de la escuela y observó la superficie plácida del líquido. Comenzó a ser el agua y de pronto se mareó; alguien lanzó una piedra al estanque y las olas lo habían sorprendido y mareado.
Otro niño encontró un insecto. Lo vio hasta que comenzó a sentir el palpitar de un corazón verde diminuto.
El caso más sutil fue otro niño que decidió conocer el espacio. Se sentó en una banca y se concentró en el aire y después en el fundamento del aire y después en lo que sostenía al fundamente del aire. Sin querer había incursionado en una de las técnicas budistas más sofisticadas.



La meditación


Los niños de Toluca comenzaron a hablar de SAMYAMA con la mayor naturalidad. Lo aplicaban para conocer cientos de objetos y la originalidad de sus descripciones hacía delicioso escucharlos.
Decidí enseñarles técnicas de meditación. En realidad, la concentración en la respiración, en el cuerpo o en diversos objetos (incluyendo el espacio) ya era meditar, así que con la mayor naturalidad pude introducir el tema. Les dije que meditar era concentrarse en un objeto y que la técnica era más valiosa mientras más sutil fuese el objeto de observación.
El espacio era bastante más sutil que una roca pero lo más sutil y lo más valioso era meditar sobre uno mismo intentando hacer SAMYAMA sobre el yo para llegar a saber quien somos.
Dudé si lo habían entendido y los guié la primera vez. Nos dedicamos a observar nuestro cuerpo, nuestra respiración y por último nuestro yo mismo. ¿Qué palabras describen la sensación de mismidad y el encuentro con el yo? No existen descripciones de “aquello” porque su existencia no se puede reducir a una descripción. Por ello los niños no fueron solicitados para explicarse. Bastaba ver sus caras para darse cuenta que algunos se habían encontrado.


Volar

El mismo niño que había decidido hacer SAMYAMA sobre el espacio, descubrió que esa podría ser una técnica adecuada para volar.
Se lo comunicó a sus compañeros y a partir de allá empezó todo un movimiento aeronáutico entre los críos. Descubrieron que aquello era más difícil de lo que se imaginaron. En primer lugar, no era suficiente fundirse con el espacio ni hacer esfuerzos. Es más, hacer esfuerzos parecía incrementar el peso en lugar de disminuirlo. Después descubrieron que el deseo de volar impedía la levitación. Parecía que era necesario desearlo sin desearlo y fundirse sin fundirse. Hasta hoy, ninguno lo ha logrado aunque algunos dicen que ya han sentido un ligero desprendimiento.


Visión Extraocular

Lo que la mayoría de estos niños sí logró fue la Visión Extraocular.
Antes de explicar en qué consiste quisiera mencionar lo que aprendimos de la experiencia de volar y en general de todos los procedimientos hasta este momento descritos incluyendo el SAMYAMA.
Descubrimos que no importa tanto llegar al cumplimiento del deseo sea este convertirse en una flor, ver la Tierra desde el espacio o volar. Lo que importa es el proceso. Los mismos niños descubrieron lo anterior. Cuando alguno de ellos presumía de haber logrado algo mejor que sus compañeros o simplemente distinto, los demás lo criticaban. Le decían que de continuar presumiendo por los resultados de sus intentos se iba a perder de lo más divertido que era precisamente todo el proceso independientemente de su éxito o fracaso. Creo que esto ya no es conocimiento únicamente sino verdadera sabiduría.
La Visión Extraocular la introduje después de toda una discusión acerca de la realidad y la percepción de la misma. Lo que menos deseaba era introducir la Extraocular como un fenómeno aislado y desligado del resto. Más bien, deseaba que los niños pudieran ver en él una demostración de un acto perceptual extremo pero normal e ilustrativo de las mismas bases de la creación de la experiencia conciente. Me basaba en las enseñanzas de los más grandes Chamanes mexicanos los que opinan que conociendo la forma en la que percibimos, podemos conocerlo todo porque entenderemos los fundamentos de la creación de la realidad.
La Visión Extraocular consiste en la capacidad de ver imágenes pero sin utilizar los ojos sino alguna otra parte de nuestro cuerpo, generalmente las palmas de las manos.
El entrenamiento de la Visión Extraocular consiste en concentrarse en el cuerpo, en la respiración y en activar una línea de energía que conecta las palmas de las manos con el entrecejo.
Niños con una buena capacidad de concentración y que no sean mayores de 16 años aprenden a “ver” con las manos desde la primera sesión de entrenamiento. Mientras más libre sea el niño; es decir, menos rígido, su aprendizaje será más rápido.
Como mencioné antes, yo ya había probado, con éxito, el método con los niños de Cuernavaca, descubriendo que la activación de la Visión Extraocular estimulaba una serie de funciones correlativas con ella. Estas, en el orden en el cual aparecían eran: 1. Visión Extraocular con las palmas de las manos. 2. Visión Extrocular con cualquier otra zona del cuerpo. 3. Visión Extraocular sin necesidad de contacto. 4. Visión Intracorpórea. 5. Curación. 6 Capacidad de comunicación directa y 7. Diversos efectos de interacción mente-materia.
He aquí una breve descripción de la secuencia: primero, el niño aprende a ver con las manos tocando el material gráfico. Después aprende a ver con cualquier parte del cuerpo la que en una siguiente fase retira del contacto directo. El niño puede ver sin los ojos a distancia; por ejemplo, lee una página impresa sin tocarla o ve su entorno. La visión del entorno es en 360 grados. Más adelante, el niño es capaz de ver el interior del cuerpo de sus compañeros o el suyo propio aún en la oscuridad. Cuando esto sucede, comienza a activarse una especie de capacidad telepática en la cual el niño reconoce los pensamientos de sus compañeros niños o de adultos. La visión intracorpórea y la capacidad de comunicación directa permiten que el niño sea capaz de curar. Por último, el niño que ha atravesado todas las fases anteriores comienza a ser capaz de afectar los objetos moviéndolos de su lugar sin tocarlos.
Los niños de Toluca repitieron la secuencia anterior pero a un velocidad asombrosa llegando a la séptima fase muy rápido.
Cuando uno de estos niños aprendía a ver extraocularmente, sus compañeros le pedían se los demostrara y esto era suficiente para activar la función en ellos. De esta forma, en pocos días, más de 50 niños del Instituto ya podían ver extraocularmente y unos les enseñaban a los otros.


Los maestros

Decidimos desde la primera sesión con los niños, hacer extensivo el entrenamiento para los maestros. Yo quería evitar repetir el fracaso de Cuernavaca y además asegurar una continuidad de las técnicas. Por más que trataba, el entrenamiento no podía impartirlo yo solo a 400 niños por lo que enseñar a los maestros aseguraría extender la enseñanza para todos.
Las mismas sesiones que a los niños, se impartieron a los maestros de la escuela pero los resultados fueron muy pobres en cuanto a la maestría de los mentores pero muy satisfactorios en tanto que éstos aceptaron la metodología y la consideraron como una parte formal del curriculum.
En la actualidad, el Instituto Torres Quintero de la Ciudd de Toluca es la primera institución educativa de México que ha incorporado estas técnicas de autoconocimiento dentro de sus planes de estudio. Yo espero que este modelo se extienda a otras escuelas y en un futuro a todo el Sistema Educacional Mexicano.

NOTA: Este texto aparece en 1991 en el libro FLUIR EN EL SIN YO, publicado por el Instituto Nacional para Estudios de la Conciencia, de la UNAM (en aquel entonces Jacobo Grinberg recibió apoyo de la SEP para fundar este instituto de vanguardia a nivel mundial). Sus investigaciones se adelantan a su época y sientan las bases para un entendimiento de la conciencia a través de experimentos científicos detallados en cerca de 40 libros escritos por Grinberg. Este investigador notable, movido por un profundo amor a sus semejantes ha dejado un legado invaluable para expandir nuestros límites como individuos y como sociedad. Sus descubrimientos científicos y experiencias asombrosas en diversos ámbitos son acaso la más brillante contribución de un mexicano al conocimiento humano a nivel mundial. J.R.R